ASOCIACION CULTURAL CRISTOBAL COLON
ASOCIACION CULTURAL CRISTOBAL COLON

La patria de Colón, El Documento Borromeo

Si el descubrimiento de América, juzgado por el eminente cronista Francisco López de Gomara como el mayor acontecimiento después de la creación del mundo y la encarnación y muerte del que lo creó”, ha sido objeto de importantísimos trabajos de investigación en todas sus fases, por parte de multitud de historiadores, agrupados bajo el título de cronistas de Indias, desde mediados del pasado siglo ha despertado quizá mayor interés que el mismo descubrimiento la patria del insigne navegante que lo realizó, Cristóbal Colón.

Hasta dicha fecha había dominado en el ánimo de todos la idea de la paternidad italiana, opinión que, sustentada por los primeros escritores que de Colón habían tratado, algunos coetáneos suyos, había continuado sostenida en las épocas sucesivas, llegando a constituir una especie de axioma histórico.

El primer tratadista es un autor anónimo del Memorial o Registroque Lorenzo Galíndez de Carvajal recibió de la Cámara Real, después de la muerte de la Reina Isabel, y continuó hasta la muerte del Rey D. Fernando; en ella, al referirse a Cristóbal Colón, le califica de genovés natural de Saona; sigue Andrés Bernáldez, llamado el Cura de los Palacios, que juzga a Colón como “hombre de tierra de Génova”; Pedro Mártir de Angleria, como más adelante se refiere, le tiene como virligur, o sea natural de la Liguria, y D. Gonzalo Fernández de Oviedo, que escribió veinte años después, indica también Italia como patria de Colón, sin especificar si fue Génova, Saona o Nervi, indicando solamente, como Angleria que fué natural de la provincia de Liguria; estos dos últimos, según el eminente historiador del siglo XVIII D. Juan Bautista Muñóz, en su Historia del Nuevo Mundo(Madrid, Ibarra, 1793), Angleria y Oviedo han sido las fuentes donde bebieron sus noticias cuantos publicaron historias de América hasta fines del siglo XVI.

Posteriormente a aquellos cronistas, merecen citarse los nombres de Bartolomé de Las Casas, Francisco López de Gomara, Ginés de Sepúlveda y Antonio Herrera, este último nombrado por el Rey Felipe II cronista mayor de las Indias.

Interesante es en extremo la historia de Cristóbal Colón descrita por su hijo don Fernando; en ella nunca dijo de un modo claro y específico cuál era la patria de su padre, expresándose únicamente del siguiente modo: “Algunos dicen que el descubridor de América fué de Nervi, otros de Cugúreo y otros de Bugiasco, que todos son pequeños lugares cercanos a la ciudad de Génova o de su ribera; otros, que quieren ensalzarlo más dicen que era saonés, y otros genovés, y aún aquellos que más saben de donde sopla el viento lo hacen de Placencia, en cuya ciudad hay algunas personas de su familia y sepulturas con armas y letras de Colombo; porque, en efecto, éste era el apellido usado por sus mayores, aunque él, conforme a la patria donde fue a habitar y comenzar nuevo estado, limó el vocablo para que tuviese conformidad con el antiguo y distinguirse de todos los otros que eran colaterales, y así se llamó Colón”.

Digna de todo estudio es también la biografía colombiana extranjera, especialmente los escritos de Harrisse, Vignaud, Antonio Gallo, primer biógrafo de Colón en Italia; Fregoso, Guistiniani y otros; en todos se marca a Génova como patria de Colón; habiendo hecho el resumen de todos estos estudios el jesuita doctor Fritz Streiifer en su trabajo publicado en Investigación y progreso.

Tal era el estado de la cuestión colombina, por lo que se refiere a la patria de Colón, cuando en el año 1903 D. Vicente Paredes Guillén hizo la primera tentativa de españolizar a Colón desmostrando que era oriundo de Extremadura; más tarde, y con mayor ahinco, y aportando mayor riqueza de documentación, comprobada después como falsa por los informes emitidos por la Real Academia Gallega y la Real Academia de la Historia y Comisión de Indias de Sevilla, el cronista gallego D.

Celso García de la Riega trató de demostrar que Pontevedra era la verdadera patria de Cristóbal Colón con teorías hoy completamente desautorizadas por las razones expuestas. Y por último, no ha faltado quien pretendiera hacerlo oriundo de Andalucía.

La tesis de la “catalanidad de Colón”, aunque empieza a manifestarse a mediados del siglo XVIII por los trabajos realizados por Serra y Bostias, no se desenvuelve hasta el presente siglo, siendo sustentada por gran número de historiadores catalanes y especialmente Carreras Candi, Valls y Taberner, Soldevilla y en estos últimos años Carreras Valls y el historiador peruano D. Luis Ulloa; Carreras Valls, en sus obras La descoberta de Amèrica y los catalanes Juan Cabot y Cristóbal Colón., y Ulloa en Nuevas pruebas de la catalanidad de Colón.

Este último historiador ha presentado también notables trabajos en el Congreso Histórico de Sevilla y en el celebrado en Hamburgo en el año 1930.

El hallazgo de un documento revelador Alejado estaba de mi ánimo el intervenir en estudios colombinos, asunto histórico al que nunca me dediqué, cuando una feliz y extraña circunstancia quiso que en el mes de noviembre del año 1929 llegara a mis manos una sencilla postal, en la cual un afamado bibliófilo y arqueólogo, residente en Milán, y cuyo nombre se oculta bajo un seudónimo, me anunciaba tener en su poder un documento muy importante para la historia de Cataluña, puesto que se trataba de una carta en la cual quedaba, por fin, y bien claro, que Cristóbal Colón era catalán; y que deseaba ponerse en relación conmigo, como jefe de la Biblioteca Universitaria, por si a esta dependencia convenía poseer el citado documento.

Si grande fué mi sorpresa al recibir las anteriores noticias, no lo fué menos al serme remitido, como contestación a la extensa carta por mi dirigida, en la que solicitaba fotografía del documento, el documento original confiando en mi personalidad, rasgo que agradecí en cuanto vale.

La frecuente correspondencia habida con el citado bibliófilo me ha permitido reconstruir la historia del hallazgo del documento, al que puede muy bien calificarse de “revelador” por el gran interés que encierra.

Fué encontrado debajo de una de las guardas del libro intitulado Cristóphori Clavi i Bambergensis -Ioan De Sacro Rosco. Romac, 1558. Exeficine Dominico basac: 21 x 15; 484 páginas, con portada ilustrada, ostentando en el centro el dibujo de una esfera armilar con los diversos lemas de la clave; en el reverso de la primera guarda se lee“Exlibris Borromei”,trazado a mano, cuyos caracteres de letra corresponden a la época de impresión del libro; dicho volumen debió pertenecer, por tanto, a la Biblioteca de los Borromeo, pero no del otorgante del documento, por haber muerto éste con casi un siglo de anterioridad. Fué hallado por el citado doctor, en unión de otros, en la carreta de un vendedor ambulante, que por cierto no era de Milán, y adquiridos por el doctor citado a cambio de unas cuantas liras.

Traducción paleográfica Io, Giován de Borromei, essendo mi tolto manifestar la uerita secretamente cognosciuta per mezzo del Signor Pier d’Anghiera, Tesorero dei Rex Catolici di Spagna et sicome debo cosine voglio tener perpetua memoria, con confidar alla historia esser Colonus Christoforens della Maiorca et non della Liguria. Il dicto Pier d’Anghiera istimó che fusse cascosa l’astutia usata da Giován Colom per che casión di política e religiose lo hauian consigliato di finquerse Christophorens Colón per dimandar lo ajuti delle navi di Ré de Spagna. El diro anchora esser Colom usuale a Colombo per che hauendo discoperto che uiue in Genova un quidam Christophoro Colombo Canajosa figlio da Domenico et Susanna Fontanarossa non s’hauia confunder del navigatore dell’Indie Occidentali.

Di Bérgamo a.D. 1494

Traducción lingüística

Yo, Juan Borromeo, habiéndome quitado (prohibido) manifestar la verdad secretamente conocida por medio del señor Pedro de Angliera, tesorero de los Reyes Católicos de España, y como debo asimismo igualmente, quiero tener perpetua memoria confiando a la Historia ser Colonus Cristophores de Mallorca y no de la Liguria. El dicho Pedro de Angliera estimó que fuese oculta la astucia usada de Juan Colón, porque, con ocasión de política y religión, lo habían aconsejado fingirse Cristophorens Colón para pedir la ayuda de las naves del Rey de España. Y diré también ser Colón equivalente a Colombo, porque habiendo descubierto que vive en Génova un cierto Cristophore Colombo Canajosa, hijo de Domingo y Susana Fontanarrosa, no se había de confundir con el navegante de las Indias occidentales.

En Bergamo, en diciembre de 1494.

Carácteres del documento

Puede ser estudiado bajo dos conceptos: paleográfico y moral. En el primero es una hoja de papel, escrita solamente por el recto; mide 23 por 28 centímetros, observándose en el papel los puntizones y corondeles, como asimismo la filigrana correspondiente a la época.

El carácter de esta letra en que está redactado es el cursivo, usado en Italia en los últimos años del siglo XV, y muy especialmente bien entrado en el siglo XVI, presentando las letras la angulosidad y gravedad de la paleografía correspondiente a la región bresciana, según la clasificación del paleógrafo Fumagalli. A primera vista parece que la letra es correspondiente al siglo XVI, sobre todo comprobándola con la de la paleografía española, en cuyo caso cabría la sospecha de ser el documento una copia y no el original; pero cotejada con escrituras existentes en los archivos de Turín y Roma, de la época en que el documento está redactado, ha resultado una gran identidad, cotejo más exacto al haberse encontrado documentos pertenecientes a Juan Borromeo, otorgante del documento, hecho que no se ha podido realizar por haber desaparecido los archivos de aquella familia a consecuencia de los graves acontecimientos políticos ocurridos en Italia.

El carácter paleográfico que más claramente denota su antigüedad es la tinta; en el momento de ser redactado el escrito debió ser negra; pero los efectos y la incuria del tiempo le ha dado un carácter de palidez, que contrasta con el color negro primitivo, observándose en los trazos de algunas letras, resultando un claroscuro muy difícil, por no decir imposible, de falsificar.

El efecto corrosivo de alguna sustancia empleada en la composición de la tinta ha hecho que en determinadas palabras como son “angliera”, (línea tercera), “Cristóphorens” (línea décima) y “Colom” (línea doce), se encuentre perforado el papel, pasando la mancha al reverso del documento.

De estas tres circunstancias, la más digna de apreciar es la de la palabra “Colom”, puesto que parecía indicar que la primera graphia fuera “Colón”, habiendo sido enmendado por “Colom”, sospecha que queda desvanecida al practicar un detenido examen del documento.

El concepto moral es de una gran importancia, puesto que encierra una declaración secreta, hecha a Juan Borromeo, precisamente por el historiador Angleria, autor de la leyenda genovesa; el grado de religiosidad que acompañaba a Juan Borromeo, como a toda su familia, a la que pertenece años más tarde el ilustre San Carlos, no le permitió bajar al sepulcro con el secreto relativo a la patria de Colón.

Pedro Mártir de Angleria

Tal es el nombre de aquel célebre historiador humanista, que ocupa un preferente lugar entre los literatos españoles del siglo XVI; de él se han ocupado gran número de escritores, pero muy especialmente Juan Bautista Muñóz, en su obra Historia del Nuevo Mundo; Torres Asensio, en Fuentes históricas sobre Colón y América,  y Menéndez Pelayo, en su estudio acerca de los Escritores de Colón, estando todos de mutua conformidad respecto al valor de sus escritos y a sus cualidades personales.

Se le considera como el padre de la historia del descubrimiento de América, y también como el autor de la leyenda genovesa, sustentada después por los escritores que le han sucedido.

Nació en Arona, a orilla del Lago Mayor, en 1455, aunque su familia residía en Milán, por lo que se llamaba Mediolanensis, siendo un error suponer nacido en Angleria, pues éste no es apellido de patria, sino gentilicio de linaje, según él explica en una de sus cartas, donde habla de su antiquísima y noble prosapia. Desde su juventud dio muestras de gran ingenio y numen poético.

Hacia el año 1477 pasó a Roma, entablando relaciones de amistad con altos personajes, y muy especialmente con el cardenal Ascanio Sforcia y el embajador de los Reyes Católicos, Dominico de

Mendoza, con el cual vino a España en 1487, a pesar de los consejos que en contra de esta resolución recibe del conde de Tendilla y del mismo cardenal Sforcia.

Fue presentado a la Corte en Zaragoza por el conde de Tendilla; y la Reina Católica, doña Isabel dotada de gran perspicacia para la elección de personas, manifestó en seguida el deseo de que Pedro Mártir se encargara de enseñar Humanidades a los caballeros de su Corte, y aunque fue el intermediario de la Reina el arzobispo fray Hernando de Talavera, aquél respondió que por entonces prefería luchar contra los moros.

Siguió la campaña de Granada, como relata en sus importantes cartas, y una vez terminada se preparó para ordenarse de sacerdote. Entró inmediatamente en el arreglo de graves negocios públicos, siendo además maestro de los hijos de los cortesanos, saliendo de entre sus discípulos no pocos grandes hombres que florecen entre los literatos del siglo XVI.

Fue nombrado más tarde embajador en Turquía, demostrando sus dotes de diplomático y desempeñando cargos análogos:

Adriano VI, en 1523, le nombró arcipreste de Ocaña, y aunque Carlos V le propuso a la Santa Sede para la abadía de la villa en Jamaica, no fue, a pesar del gran cariño con que de ella habla, y existir en la puerta de la iglesia una inscripción, manifestando que el templo había sido restaurado a expensas del abad Pedro Mártir de Angleria.

En el orden civil, la Reina le agregó a su Corte, nombrándole en 1492 contino (tesorero), con el sueldo de 30.000 maravedises, y más tarde maestro de los caballeros de la Corte y capellán de la Reina. En 1520 alcanzó el título de cronista de Su Majestad con renta anual de 80.000 maravedises.

Según su biógrafo, Sr. Torres Asensio, era remiso para escribir; estaba dotado de una gran animación poética y vasta erudición, siendo enemigo de publicar sus escritos, haciéndose notar la maravillosa facilidad que tenía para componer versos; son en gran número los poemas que de él se guardan.

Para nuestro estudio tiene mayor importancia su autoridad como historiador; en este concepto reúne las mejores condiciones que pueden concurrir para que resulte autorizado su testimonio, hasta el punto de que el eminente cronista de Indias fray Bartolomé de Las Casas dice de él “que de los que escriben cerca del descubrimiento de América a ninguno se le debe dar más fe que a Pedro Mártir, que escribió en latín sus Décadas, y lo que en ellas dijo fué con diligencia del mismo almirante descubridor primero, a quien habló muchas veces, y de los que fueron en su compañía inquiridos, y de los demás que aquellos viajes a los principios, hicieron”.

Y Nicolás Antonio afirma que para no dar fe a este autor, que estuvo presente e intervino en las cosas, que refiere, se necesita antes despojarse de la racionalidad, siendo también una garantía de sus escritos las altas personas a las que van dedicados.

Fue íntimo amigo de todos los descubridores de la época, y muy especialmente de Cristóbal Colón, con quien sostuvo continua correspondencia epistolar, y vivía con él en íntima familiaridad, intimo, familia dovintus, como que le había conocido aun antes de la conquista de Granada, y, por lo tanto, tuvo las mejores ocasiones de informarse hasta de los mayores secretos, pues, según expresa Menéndez Pelayo, convidaba a su mesa a los conquistadores, abrumándoles a preguntas, como un repórter y con su buen juicio separaba de sus relaciones la parte de hipérbole y vanagloria.

Sus obras son Opus Epistolarun, De Orbe Novo Decades Octi, Legationis Bebolinicac, Pocmala.

A Pedro Mártir de Angleria se le considera como el creador de la leyenda genovesa, puesto que, dadas las circunstancias ya reseñadas, nadie ha puesto en duda las afirmaciones que en sus cartas se contienen respecto al origen ligurio de Colón, siendo verdaderamente irónico, como expone don Luis Ulloa, que aquella leyenda no naciera en Italia, sino en España, y precisamente en Barcelona, puesto que la vez primera que Angleria afirma ser Colón vir ligur es en una carta escrita a Juan Borromeo desde la capital catalana en 14 de mayo de 1492 en donde dice, traducido al castellano del latín, “ha vuelto de las Antípodas occidentales un tal Cristóbal Colón Ligur, que había obtenido con gran dificultad de mis Reyes tres naves para marchar a aquellas tierras”.

Igualmente se expresa en las cartas dirigidas al conde de Tendilla y a fray Hernando de Talavera, fechadas en Barcelona en 13 de septiembre de 1493, donde dice: “Recordáis que Colón es de la Liguria”. en la dirigida al vizconde Ascanio de Sforcia en la misma fecha que el anterior dice también: “Cierto Cristóbal Colón de la Liguria”, y, por último, en la dirigida a Juan Borromeo en Alcalá de Henares en 21 de octubre de 1494 expone: “De día en día trae cosas más admirables del Nuevo Mundo aquel Colón de la Liguria”. Estas afirmaciones han sido sustentadas por Fernárdez de Oviedo, Herrera y Navarrete y cuantos historiadores han tratado en España de Cristóbal Colón, como asimismo los cronistas italianos.

Precisamente el ser Pedro Angleria el autor de dicha leyenda italiana y al mismo tiempo el confidente secreto de Juan Borromeo es lo que da un gran valor moral al documento objeto de nuestro estudio.

Otra circunstancia concurre también en el mismo, y es el carácter autoritario que para Angleria tenía la casa condal de los Borromeos, puesto que habiendo venido muy a menos la noble familia del historiador, él mismo manifiesta en sus cartas dicho estado y el agradecimiento que debe a la casa condal de los Borromeos por haber sido los protectores de sus parientes.

Juan Borromeo

Pertenece a la ilustre familia italiana del mismo nombre, cuyo origen se remonta a un llamado Borromeo, hijo de Francisco de San Miniato, en Toscana; el título de esta familia fué primeramente Vitaliani de Padua, tomando después el nombre de Borromeo por enlaces matrimoniales.

En ella figuran hombres ilustres, no solamente en el orden civil, sino también en el religioso y literario, perteneciendo después del personaje que nos ocupa ya en el siglo XVI a ella San Carlos, cardenal y arzobispo de Milán, fundador del Colegio de Pavia, elevado a la categoría de santo, como asimismo Federico Borromeo, arzobispo también de Milán y fundador de la Biblioteca Ambrosiana.

Juan Borromeo es hijo de Filipo, hermano de Vitaliano II; ambos fueron elegidos consejeros ducales, sucediendo a su tio Vitaliano Borromeo, que murió en el año 1449 en la posesión de los títulos del condado de Arona y de Angleria, siendo caballero de la Orden de Milicia Dorada y conde del Lago Verbano (Lago Mayor).

Tomó parte muy activa en los sucesos políticos de Italia desarrollados en aquella época, militando a favor de los Sforcias y siendo consejero y embajador del duque Ludovico Maria Calepazzo Sforcia, desde el año 1461 hasta 1495, en que murió.

Según los datos recogidos en el Archivo provincial de Milán, Juan Borromeo viajaba mucho por cuestiones de Estado, razón por la cual el documento está fechado enBérgamo.

Existen también en el índice del Registro Ducal, que se custodia en el Archivo Provincial de Milán, notas de los juramentos de fidelidad prestados por Juan Borromeo al citado duque Galeazzo, como asímismo, licencia para sacar agua del río Lambro, con objeto de canalizar tierras en pueblos cercanos a Bérgamo.

Fué también encargado de dirigir las excavaciones en las minas y de los hornos para la fusión de los metales construídos en Cannovio y Valle de Sesia, razón por la cual es posible que la gran cantidad de polvo y tierra que en el documento existía fuese debido a la circunstancia de estar escondido en aquellos lugares antes de ser guardado en el citado libro.

La correspondencia existente entre Pedro de Angleria y Juan Borromeo está contenida en el libro VI de la obra  Opus Epistolarum (Miguel Eguía, Alcalá de Henares, 1545). Obra rara, y de la que se conserva un ejemplar en la Biblioteca Universitaria de Barcelona.

Estas cartas son tres, y están señaladas con los números CXXIX, CXXX y CXLII. La primera está dirigida a Gilberto, hijo del conde Juan Borromeo, exhortándole al estudio de las letras. Las otras dos, como ya queda reseñado, a Juan Borromeo, y todas están fechadas en Barcelona. La dirección es la siguiente: “Pedro Angleria de Milán, a Juan Borromeo, caballero de la Milicia Dorada y conde del Lago Verbano”.

La Orden ecuestre de la Milicia Dorada era de las más ilustres de Italia, remontándose su fundación al siglo IV, debido al espíritu cristiano del Emperador Constantino; tuvo mucha importancia en la guerra de las Cruzadas, siendo objeto de grandes mercedes por parte de diversos Reyes y Pontífices.

Deducciones históricas

Si a todo hecho histórico acompañan siempre hipótesis y deducciones, no pueden faltar en la interpretación del anterior documento, mucho más cuando han de ser fundadas en las investigaciones realizadas hasta el presente y con un juicio imparcial y desapasionado.

Es lógico suponer que la conferencia tenida por Pedro Mártir de Angleria, con Juan Borromeo no fue un falso arid tramado por el historiador para sorprender la buena fe del caballero milanés; en primer término por la autoridad moral, que, a pesar de la íntima amistad que les unía, Borromeo tiene cerca de Angleria, y en segundo lugar, porque no se concibe interés alguno en aquella manifestación secreta, a causa de no haber tenido la familia

Borromeo participación alguna en las gestiones políticas realizadas por Colón en la corte de España. Ahora bien, ¿fue únicamente Pedro de Angleria el poseedor del secreto, o pudieron existir también algunas otras personas conocedoras del mismo entre ellos Coloma y Santángel, y tal vez el mismo Rey Fernando? ¿Es debido a esto el que en todos los documentos se le llame a Colón extranjero, tal vez para guardar el secreto, y no genovés?

El motivo de la declaración escrita por Juan Borromeo no puede ser otro que el espíritu religioso peculiar en toda la familia, existiendo en él la lucha de bajar al sepulcro sin confiar el secreto de asunto tan importante a la posteridad, no hacién dolo en vida por no faltar al compromiso contraído con Pedro Angleria, dejando al azar que después de su muerte fuera descubierto el documento.

La confidencia debió ser verbal, puesto que hubiera sido un gran compromiso para ambos descubrir el documento que contuviera aquella manifestación, no solamente en la corte de España, sino también en la de Italia.

La tésis mallorquina, que es el asunto principal de la confidencia, ha sido ya apuntada anteriormente por los citados historiadores Carreras Valls y Ulloa. El primero, en la Memoria presentada recientemente a la Academia de la Historia, con eltítulo  “Novísima genealogía del descubrimiento del Nuevo Mundo, según documentos inéditos señala tres familias existentes en el año 1451 en Urgel, Tortosa, en Barcelona, y en Felanitx, en Mallorca, figurando en todas ellas, y muy especialmente en la de Felanitx, Juan Colón, aunque señala como lugar de nacimiento el pueblo de Verdú (Urgel).

Ulloa manifiesta que el descubridor del Nuevo Mundo tuvo por verdadero nombre Juan Colón, siendo originario y probablemente nacido en el Ampurdán o en las regiones catalanas vecinas, o en Mallorca, paises enlazados por circunstancias etnográficas más estrechamente todavía que con el resto de Cataluña. El nombre de Juan Colón fue cambiado después del año 1477, o sea una vez realizados los viajes que se suponen hechos por Cristóbal Colón a Islandia y a la Groenlandia, por el de Kristo-ferens añadiendo una “o” a su nombre de familia.

Abundan también en el mismo sentido las noticias dadas por el erudito investigador barcelonés Miajanss de las Doblas, cuando afirma que en el Ampurdán o Urgel hay que buscar el origen de Colón, ya fuese nacido en aquellas regiones o ya en Mallorca, adonde su padres podían haberse trasladado.

El apellido Colón es eminentemente catalán, existiendo en Mallorca, según afirma la crónica malloricense, desde la época de la Reconquista, y Esteban Colón se llamaba el mercader que interviene en los últimos momentos de la vida del gran filósofo mallorquín Raimundo Lulio. El primitivo Colom se transformó más tarde en Colomo, posteriormente en Colombo, siendo el primero que lo transforma en Colonus (Colón) el ya citado historiador Pedro Mártir de Angleria.

Por último, del citado documento se desprende que no fué Cristóbal Colón español el usurpador de la personalidad genovesa, sino que, por el contrario, convertido ya en Cristófores Colombo, tuvo grandes recelos de que por el Cristóforo Colombo Canajosa, genovés, hijo de Domingo y de Susana Fontanarrosa, le fueran usurpados a su muerte los derechos y honores que le correspondían en virtud de las capitulaciones realizadas por los Reyes Católicos, punto este último relacionado íntimamente con el célebre pleito del mayorazgo. ¿Fue el Colom español parie te y compañero del corsario Casenove Coullon, almirante del Rey de Francia, y será esto debido cuando dice “no soy yo el primer almirante de mi familia”, puesto que Casenove obtuvo aquel cargo cuando la Marina pirata en Francia estaba agregada a la Marina de guerra? ¿Es la causa de variar su nombre para no aparecer como corsario? ¿Estuvo al servicio de Renato de Anjou en unión de los rebeldes catalanes a favor de aquél y del condestable D. Pedro de Portugal contra el Rey de Aragón don Juan II?

El documento objeto del anterior estudio no es un testimonio que determina de un modo definitivo y concreto que Mallorca sea la patria de Cristóbal Colón; sin embargo, marca un nuevo derrotero en las investigaciones colombinas, que ya pueden circunscribirse al territorio balear, que formó parte en pasados siglos de la Corona de Aragón, y, por tanto, estrechamente unido a Cataluña.

Manuel Rubio Borrás

Director de la Biblioteca

Universitaria de Barcelona.

ABC 21 y 22 de agosto de 1931

 

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